Unidad 2. El concepto de competencia.
El concepto de competencias desde la complejidad.
Los factores afectivos en la competencia
Aunque se alude a verbo+ objeto+condición, no puede perderse de vista que al abordar la competencia se ha de tener en cuenta la esfera afectiva que, por supuesto, no se limita sólo a actitudes, pues lo afectivo abarca sentimientos, emociones, valores, etc
Cuando Gatti (2005) señala que el comportamiento de las personas está determinado con mucha más fuerza por las motivaciones más que por las habilidades y que son estas motivaciones las que ponen las habilidades en acción y llevan a la construcción de habilidades, ello nos remite rápidamente a las situaciones cotidianas que tenemos en nuestra aulas, cuando tratamos de desarrollar acciones para el desarrollo cognitivo de los alumnos, las cuales, aun estando perfectamente diseñadas, no pueden conducirnos a los resultados esperados.
Cuando sometemos a un análisis detenido lo que está incidiendo en los fracasos, sale a la luz el hecho de no tener conocimiento de las valoraciones idiosincrásicas de nuestros alumnos, las representaciones, las percepciones y sus expectativas, a lo que se une el no haber realizado adecuados diagnósticos que nos permitan, desde las relaciones laterales, establecer prioridades. Estas carencias informativas son decisivas para que no tengamos buenos resultados en nuestra intención de desarrollar a nuestros alumnos cognitivamente y es que como bien lo señala Gatti:
Las motivaciones están determinadas en esencia por los valores, por las percepciones y las comprensiones sociales y políticas que construyen en las relaciones sociales y escolares, por las creencias que cada ciudadano desarrolla sobre su papel de los otros en la sociedad y las organizaciones […] Así la aproximación a la evaluación de prioridades y valores debe ser un componente central –en vez de periférico– en el análisis de las competencias y de cualquier esfuerzo de apoyo a acciones educativas de desarrollo de las personas y de gerencia de cualquier naturaleza” (Gatti, B. A., 2005, pág. 128). |
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