Unidad 2. El concepto de competencia.
El concepto de competencias desde la complejidad.
Por tanto, las reservas relacionadas con la relación conocimiento-competencias deben ceder espacio a discusiones colectivas en torno a las relaciones entre competencias, genéricas o transversales y competencias disciplinares; estas últimas no pueden ser un pretexto para estar “metiendo una amalgama de contenido fragmentados” con una enunciación externa en forma de competencias, sino que se trata de pensar, de que los alumnos se apropien de los conocimientos y adquieran las competencias requeridas.
Ello implica reconocer que la competencia busca un nivel de pericia en la acción que se enfrenta, o sea en las tareas y problemas de diversa índole que se enfrentan, pero sin perder de vista lo que Denyer y otros autores (2004) plantean:
Comparados con los novatos, los expertos perciben más pronto y más profundamente, relaciones significativas entre los objetos de su dominio de experiencia. Pasan relativamente más tiempo analizando un problema antes de actuar y formulan representaciones más complejas de la tarea que se debe realizar. En su base de experiencia, poseen una base de conocimientos declarativos más extensos y un repertorio de conocimientos perdurables más poderosos y mejor automatizados. Ejercen control metacognitivo (monotoring) sobre su avance y la realización de la tarea (citado por Denyer M, et al., 2007, p. 42).
El fragmento citado tiene un extraordinario valor metodológico y nos patentiza una vez más la necesidad de acercarnos al concepto de competencia desde la complejidad que rebase el acercamiento simplemente estructural, el cual puede arrojarnos una enunciación externa de la competencia, aparentemente adecuada, porque expresa el verbo, el conocimiento y una condición, pero todo ello carente de la esencia que encierra el valor metodológico del fragmento citado.
Cuando en una aproximación estructural al concepto de competencia particular se señala que la misma se enuncia en la fórmula verbo+objeto+condición, debemos señalar que el verbo de acción está representando la operación mental que siempre se realiza, o sea la acción, ya que toda competencia implica la puesta en acción y coordinación de varias operaciones mentales y desde ese punto de vista no existe competencia que no implique un cierto grado más o menos amplio de actividad cerebral, razón por la que se dice en ese sentido, que todas las competencias son cognitivas (Goñi Zabala, 2005, pág.106).
Por supuesto que cuando prevalece el interés en la operación mental y convertimos a la misma en objetivo central de las acciones para su desarrollo, caemos en el criticado psicologicismo del currículo, lo que sin duda afecta la intención social de formar un individuo competente desde una perspectiva sociocognitiva que permita la cooperación y la competitividad.
Ahora bien, toda acción necesita un agente y un objeto, en este caso el agente es la mente humana y el objeto está referido a los conocimientos en causa, o sea, aquellos que de manera particular y dinámica se está manipulando, ya sea un objeto conceptual, factual o procedimental, clasificación esta que sin duda cada vez es más poderosa.
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