Unidad 1. Enfoques y atributos de las competencias.

Enfoques de competencias.

Cuando se trabaja en competencias es muy importante definir desde qué referente teórico trabajaremos.

De una manera muy simple podríamos analogar esta situación con una persona que tiene que ofrecer un banquete y se pregunta si lo hará de acuerdo a la cocina mexicana, francesa o china. Para esto debe saber cómo se define, sus atributos y características para actuar en concordancia.

O si un arquitecto va a construir una casa podría primero identificar un estilo arquitectónico para de ahí construir modelo.

De igual manera los educadores requerimos conocer bajo que referente teórico vamos a trabajar. Debemos definir el marco de referencia del cual se desprenda nuestro desarrollo de programas educativos y nuestro quehacer docente.

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Pone de manifiesto la importancia de la observación de sujetos exitosos y efectivos y de la determinación de qué los diferencia de aquellos menos exitosos. Se fundamenta en la descripción de conductas observables
in situ.

Las características definitivas del enfoque conductista son la demostración, la observación y la evaluación de los comportamientos o conductas.

En este enfoque las competencias son aquellas características de una persona que están relacionadas con el desempeño efectivo de un trabajo y pueden ser comunes en otras situaciones.

En los momentos actuales el proceso de Bolonia o armonización de la educación superior en Europa tiene muchas críticas, porque se señala que se basa en el modelo de competencias conductista.

Está más dirigido a identificar las habilidades comunes que explican las variaciones en los distintos desempeños. De nuevo en este enfoque se identifican a las personas más efectivas y sus características principales y genéricas de las personas que han realizado los desempeños más eficaces. Las competencias determinadas de esta manera se pueden aplicar a diferentes grupos profesionales. Gonczi (1995) confirmó las diversas formas que las competencias genéricas pueden adoptar dependiendo de los contextos de los lugares de trabajo y Hager (1998) subrayó dos rasgos cruciales de las competencias genéricas:

Dirigen la atención hacia enfoques más amplios de competencia.
Son sensibles a los cambios de los contextos laborales.

La competencia en este sentido está más relacionada “con un desempeño global que sea apropiado a un contexto particular. No se trata de seguir recetas”, por ello, más que de funciones centradas en las destrezas, se habla de ejecutar tareas y roles.

La definición de competencias en este enfoque incluye todos los recursos mentales que los individuos emplean para realizar las tareas importantes, para adquirir conocimientos y para conseguir un buen desempeño. Este enfoque se utiliza a veces simultáneamente con las habilidades intelectuales o con la inteligencia.
Una interpretación más estrecha del enfoque cognitivo gira en torno a competencias cognitivas especializadas.

Estas competencias especializadas hacen referencia a un grupo de prerrequisitos cognitivos que los individuos deben poseer para actuar bien en un área determinada. Otra interpretación del enfoque cognitivo es la diferenciación entre competencia y desempeño; pues actualmente se ha ampliado el concepto de competencia-desempeño hasta abarcar a las competencias sociales o emocionales

Este enfoque cognitivo se yuxtapone al enfoque socio constructivo, por eso mucho lo identifican con enfoque constructivista. En la visión socio-constructivista adquieren extraordinaria importancia aspectos tales como: la autorización, el diálogo continuo entre el estudiante y el tutor, la necesidad de actuar sobre las prácticas y sobre las tareas multidisciplinares a las que el estudiante tiene que hacer frente.

En general, el enfoque socio-constructivo pone el acento en la similitud entre las competencias necesarias para una actuación exitosa en sociedad (tales como la competencia del aprendizaje, de la cooperación, la solución de problemas, el procesamiento de la información, afrontar la incertidumbre, la toma de decisiones en función de una información incompleta, la valoración de riesgos) y desarrollo de la competencia colaborativa (como sinónimo de aprendizaje socio-constructivo).

Desde la perspectiva constructivista se apunta hacia la creación de conocimientos, poniendo énfasis en la importancia de la interacción entre el conocimiento tácito y el explícito.

Estos diferentes enfoques inciden en que las competencias puedan ser conceptualizadas como comportamiento o como capacidad. Cuando se asume como comportamiento es cuando se habla, al evaluar, de competente/no competente, como si la competencia fuera un punto de llegada; sin embargo, cuando la competencia se asume como capacidad, el comportamiento está presente, pero integrado a otros aspectos del saber, saber ser, saber estar y convivir, etc.

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