Ahora bien, la familia transmite, conserva y transforma esta herencia. Cada uno de nosotros, desde su propio hogar, debe contribuir a formar personas íntegras que tengan las siguientes características:
- Que hablen con la verdad
- Que actúen con honradez.
- Que se conduzcan con rectitud.
Los seres humanos nos educamos primeramente en familia.
Allí aprendemos a:
- Colaborar y a compartir.
- Respetar las reglas.
- Afirmar la verdad.
- Distinguir entre el bien y el mal.