3.2.6 Portafolio

Arter J. and Paulson, P. (1991) indican que el material de los portafolios, cuando se trata de niños, debe organizarse en orden cronológico y por categoría. Una vez organizado, el maestro puede evaluar los logros del niño. Una evaluación bien hecha siempre compara el trabajo actual con el trabajo anterior. Esta evaluación debe indicar el progreso hacia una meta de desempeño estándar que sea consistente con el currículo y apropiada a lo esperado. Los portafolios no están diseñados para comparar a unos niños con otros.

La evaluación del portafolio, como ya se ha mencionado antes, corresponde tanto a los docentes como a los estudiantes. Desde el punto de vista del alumno, la evaluación de su propio desempeño comienza en el momento en que empieza a seleccionar los trabajos que incluirá en el portafolio. Los profesores pueden ayudar a sus alumnos haciendo que elijan dos trabajos, uno que les guste mucho y otro que les guste menos, e inducirlos a que se pregunten, por ejemplo: ¿En qué son diferentes? ¿Por qué uno es mejor que el otro?

Desde el punto de vista del maestro, los portafolios lo fuerzan a elaborar con anticipación los criterios a evaluar. A continuación se presenta un ejemplo de las normas para armar un portafolio de una clase de ciencias:

 

Recomendaciones para la elaboración
                  Ventajas y Desventajas 

 

Ejemplo


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