Los mapas mentales, que se habían usado antes solamente en el
aula para promover el aprendizaje de los alumnos, han ido evolucionando.
Ahora se usan también para evaluar los aprendizajes.
Los mapas mentales son diagramas que organizan una cierta cantidad de
información para dar idea de la imagen que una persona se forma
acerca del significado de un conocimiento.
El mapa mental parte de escribir una palabra o concepto central -en una
caja, círculo u óvalo-, alrededor del cual se organizan
5 ó 10 ideas o palabras relacionadas con dicho concepto. Cada una
de estas 5 ó 10 palabras, a su vez, puede convertirse en concepto
central al que pueden seguir agregándosele ideas o conceptos asociados
a él.
De acuerdo con Zeilik (1998), las palabras asociadas a un concepto central
deben unirse con líneas direccionales (flechas en cualquier dirección)
sobre las cuales debe colocarse una palabra conectiva que le da sentido
a la totalidad o mapa; por otra parte, los nodos de conceptos se arreglan
en niveles jerárquicos que se mueven de lo general a lo específico.
La siguiente gráfica muestra todos los aspectos que deben considerarse
al elaborar un mapa mental.
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Los mapas mentales pueden tener diferentes formas, dependiendo del contenido
y el objetivo de la elaboración de la gráfica. El mapa mental
más sencillo es el conocido como "araña", en el
que sólo se muestra un concepto en el centro y una segunda categoría
de conceptos alrededor del concepto central. Uno de los mapas mentales
más conocidos es el jerárquico; en este tipo de mapa el
concepto principal no aparece en el centro sino en la parte superior y
de ahí se van desprendiendo las diferentes categorías. Otras
formas de mapas mentales son los que utilizan más de dos categorías
en la clasificación de características; los de secuencias,
en los que se muestra una serie de pasos para lograr un objetivo; y los
de estados de un ciclo.
Ejemplo
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