Estoy indignada porque esta es la cuarta
vez que han tenido que limpiar y volver a
pintar la pared del colegio para quitar las
pintadas.
La creatividad es admirable, pero
la gente debería encontrar otras formas de
expresarse que no suponga gastos extra
para la sociedad.
¿Por qué nos creáis esa mala reputación a
los jóvenes pintando en lugares en los que
está prohibido? Los artistas profesionales
no cuelgan sus cuadros en las calles, ¿verdad?
Lo que hacen es buscar quien les
financie y hacerse famosos a través de
exposiciones que sí son legales.
En mi opinión, edificios, vallas y bancos
de los parques son obras de arte en sí
mismos. Es realmente patético estropear
su arquitectura con graffiti y lo que es
más, el método que se utiliza para ello
destruye la capa de ozono. Realmente no
puedo entender por qué estos artistas
delincuentes se enfadan cuando les quitan
sus “obras de arte” de las paredes
una y otra vez.
Olga |
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Hay gustos para todo. Nuestra sociedad
está invadida por la comunicación y la
publicidad. Logotipos de empresas, nombres
de tiendas. Gran número de carteles
ilegales pegados por las calles. ¿Es esto
aceptable? Sí, en general sí. ¿Son aceptables
las pintadas? Algunos dirían que sí y otros
que no.
¿Quién paga el precio de las pintadas?
¿Quién paga al final la publicidad? Exacto. El
consumidor.
¿Acaso los que instalan las vallas publicitarias
te han pedido permiso? No. ¿Y los que
pintan los graffiti sí tendrían que hacerlo?
¿No es todo una cuestión de comunicación,
tu propio nombre, el nombre de las
pandillas callejeras y las vallas publicitarias
de las calles?
Piensa en la ropa de rayas y cuadros que
apareció hace algunos años en las tiendas
y en la ropa de esquí.
El estampado y los
colores los habían copiado directamente
de las floridas pintadas que llenaban
los muros de cemento. Es bastante chocante
que aceptemos y admiremos estos
estampados y colores y que, en cambio,
ese mismo estilo en graffiti nos parezca
horroroso.
Corren tiempos difíciles para el arte.
Sofía |