Competencias del nuevo rol del profesor

Presentación

Veamos como puede ser el ambiente de trabajo del hombre del siglo XXI:

Trabaja para una corporación transnacional con sede en otra parte del mundo. Planea en equipo con un japonés, un ruso y un canadiense. Ejecuta programas con sus compatriotas mezclados con extranjeros, aquí o a diez mil kilómetros de su hogar.
Egresó de una carrera que no existía años atrás e hizo su maestría en una universidad que sólo conoció virtualmente.
Habla tres idiomas en las teleconferencias de la empresa y consulta una docena de publicaciones en la red para conocer las costumbres de consumidores lejanos y el potencial de los proveedores de materias primas en tres continentes.

Este hombre, ya conoce los cambios dramáticos propiciados por innovaciones tecnológicas: en el siglo XV, con la invención de la imprenta de tipos móviles, la impresión masiva de libros liberó al maestro y a sus alumnos de la lentitud de los copistas, de la escasez de libros. El conocimiento se expandió en forma masiva y a velocidad creciente.

En el siglo XVII, la invención de la máquina detonó la Revolución Industrial. En lo sucesivo, el trabajo del hombre ya no tendría el límite de su fatiga ni la demanda raquítica del vecino. Con máquinas y herramientas incansables, con una producción a gran escala, fue necesario generar un mercado, crear necesidades. Surgió una nueva civilización que tenía por eje la publicidad y una mercadotecnia incipiente.

A horcajadas entre los siglos XX y XXI, la humanidad cumplió otro ciclo histórico con los avances portentosos de la tecnología de la información. Su poder torrencial, su increíble velocidad y su casi omnipresencia, derribó las fronteras del comercio y de la cultura, globalizó los procesos de producción y puso la mayor cantidad de conocimientos de la historia al alcance personal, desde cualquier lugar.

Estos tiempos de cambio, de globalización y competencia internacional demandan un nuevo hombre. No sólo para operar el cambio sino también para dirigirlo y matizarlo con los valores que consolidan un humanismo irrenunciable.

A ese profesionista versátil, cosmopolita y con visión global, ¿quién lo va a educar para el cambio?, ¿con qué herramientas educativas aprenderá?.

Para el hombre ideal del siglo XXI se requiere el educador ideal actualizado y con la misma flexibilidad mental que demandan sus alumnos y su entorno.

Ese maestro de otro siglo, cuya experiencia y disciplina para aprender y su visión entre centurias acrecienta su valor, se enfrenta a escolares que no sólo necesitan poner su visión en las estrellas rutilantes de una nueva civilización; sino pisar firmemente sobre su historia y cultura para no perder su esencia moral en el viaje etéreo a lo desconocido.

Por responsabilidad generacional, por vocación irreductible, por la pasión perenne por aprender que caracteriza al maestro, las herramientas didácticas a su disposición deben ser innovadoras. Sus competencias deben desbordar el aula tradicional para operar en un ambiente de aprendizaje que ya no está limitado por muros, espacios, lenguas o tiempos.

Caracterizan a los procesos educativos de este tiempo nuevo:

El papel protagónico que comparte el maestro con sus alumnos en el proceso de aprendizaje.
La revaloración a la baja de los contenidos para privilegiar el aprendizaje de cómo aprender permanentemente y por cuenta propia en cualquier lugar, en cualquier tiempo.
La capacidad del nuevo hombre para adaptarse al cambio que afecta al conocimiento, al comercio, a los usos políticos y al trasiego cultural a través de poderosos medios de comunicación.

En fin, el docente innovador requiere herramientas de vanguardia para cumplir su misión milenaria: formar a un hombre para todas las estaciones, ciudadano del mundo, miembro de una civilización global, comprometido con su patria y su comunidad.

1. Retos y demandas del entorno

Ante nosotros encontramos un panorama de grandes desafíos y pocas certezas, caracterizado principalmente por una constante innovación tecnológica y de comunicaciones, un vertiginoso proceso de globalización económica, un sorprendente dinamismo del conocimiento y de acceso a la información.

Este nuevo escenario ha generado cambios universales en el mercado laboral y la fuerza de trabajo, que se encuentran presentes con diferente intensidad en muchos países del mundo. Algunos de estos cambios se presentan a continuación (González, 1993):

Amplios sectores económicos se enfrentan a una reconversión masiva para hacer frente a la aceleración de los cambios tecnológicos y de organización del trabajo.
Las nuevas tecnologías destruyen unos empleos y crean otros, pero transforman la manera de ejercerlos y las cualificaciones exigidas en numerosos campos: industria, administración, comercio, comunicaciones.
La mayor creación de empleos se produce en el sector terciario, fenómeno más importante en los países con más alto nivel de bienestar, pero igualmente presente en los que están iniciando su despegue económico. Esta mayor creación de empleos en el ámbito de los servicios va asociada a la búsqueda de la excelencia de los mismos.
Adquiere importancia creciente "el trabajo independiente", el autoempleo de trabajadores que crean su propio negocio, su propia empresa.
Existe una tendencia mundial a la privatización de la economía. Los estados reducen su papel a cambio de apoyar la iniciativa empresarial. Esto tiene importantes consecuencias en el empleo, en la estabilidad de los contratos, en la movilidad profesional, en las exigencias de cualificación.
La necesidad de proteger un medio ambiente en peligro obliga a pensar en un "desarrollo económico sostenible". Este, en palabras de la Comisión mundial de medio ambiente y desarrollo, consiste en "cubrir las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para cubrir sus necesidades".
Un cambio considerable en el mercado laboral es el paro o desempleo estructural sin fronteras, que es por lo general un desempleo de larga duración y afecta a un gran número de personas "inadaptadas al empleo", a causa principalmente de una formación insuficiente para adaptarse a la evolución de la economía, a los cambios tecnológicos, a los cambios en la organización y en el mercado del trabajo.

Otro de los fenómenos más relevantes del mundo contemporáneo es el inusitado valor que ha adquirido el saber, como condición indispensable para el desarrollo de los pueblos. Según Toffler (1994 citado en Rodríguez, 1998), vivimos en una sociedad del conocimiento, caracterizada porque la base de la producción son los datos, las imágenes, los símbolos, la ideología, los valores, la cultura, la ciencia y la tecnología. El bien más preciado no es la infraestructura, las máquinas y los equipos, sino las capacidades de los individuos para adquirir, crear, distribuir y aplicar creativa, responsable y críticamente los conocimientos, en un contexto donde el veloz ritmo de la innovación científica y tecnológica los hace rápidamente obsoletos (Rodriguez, 1998).

Estos cambios que caracterizan nuestro entorno nos llevan a replantear las competencias adquiridas para los sistemas de trabajo y a proponer innovadores requerimientos profesionales que satisfagan las nuevas necesidades. Por consecuencia esto nos lleva a cuestionar el papel del sistema educativo y la práctica docente en la formación de los alumnos, planteando interrogantes como: ¿a qué se enfrentan los docentes que pretenden educar en el siglo XXI?, ¿qué tipo de alumnos son los que asisten a las aulas?, ¿qué contenidos deben enseñarse?, ¿qué formación, competencias y habilidades requieren estos alumnos que les permitan enfrentarse al nuevo siglo?.

2. Los paradigmas de la educación

La psicología de la educación es un disciplina en la que coexisten varios paradigmas alternativos; es decir es una disciplina pluriparadigmática. Entendiendo como paradigma a las configuraciones de creencias, valores metodológicos y supuestos teóricos que comparte una comunidad específica de investigadores (Hernández, 2001).

Es indispensable conocer las características que subyacen a los diferentes paradigmas de la educación ya que esto, además de permitirnos comprender lo que ha pasado en la educación y hacia donde va, nos permite realizar un análisis de nuestra práctica docente, de nuestro planteamiento metodológico, de las estrategias de aprendizaje utilizadas, etc.

Como marco de referencia de los paradigmas educativos revisaremos las características esenciales de tres de los más representativos, según la psicología cognitiva: el conductista el cognitivista y el histórico social, adicionalmente hablaremos del constructivismo, como una teoría que surge a partir del cognitivismo y del paradigma historico social, para tomar dos vertientes: el constructivismo- social y el constructivismo- psicológico y que se encuentra muy presente en la actualidad.

La siguiente línea del tiempo le permite identificar el surgimiento de estos paradigmas educativos.

Es importante considerar que estos paradigmas no son mutuamente exclusivos por el contrario, en la práctica en muchas ocasiones intervienen mas de uno. Lo importante, es reconocer los beneficios que cada una trae al proceso educativo y tratar de aplicar a nuestras práctica particular, lo que consideremos más efectivo.

2.1 Paradigma conductista

El conductismo surge como una teoría psicológica y posteriormente se adapta su uso en la educación. Esta es la primera teoría que viene a influenciar fuertemente la forma como se entiende el aprendizaje humano. Antes del surgimiento del conductismo el aprendizaje era concebido como un proceso interno y era investigado a través de un método llamado "introspección" en el que se le pedía a las personas que describieran qué era lo que estaban pensando.

A partir de esto surge el conductismo, como un rechazo al método de "introspección" y con una propuesta de un enfoque externo, en la que las mediciones se realizan a través de fenómenos observables.

Sus inicios se remontan a las primeras décadas del siglo XX, su fundador fué J.B. Watson. De acuerdo con Watson " para que la psicología lograra un estatus verdaderamente científico, tenía que olvidarse del estudio de la conciencia y los procesos mentales (procesos inobservables) y, en consecuencia, nombrar a la conducta (los procesos observables) su objeto de estudio" (Hernández, 2002, p.80). Las bases del conductismo watsoniano se encuentran en las obras de autores como Pavlov y Thorndike.

En los años 20 el conductismo watsoniano tuvo gran aceptación entre los estudiosos de la materia y rápidamente se asocio a otras escuelas con principios similares, tal fué el caso de B.F. Skinner con el conductismo operante, cuyas ideas llegaron a convertirse en la principal corriente del conductismo.

Desde una perspectiva conductista el aprendizaje es definido como un cambio observable en el comportamiento, los procesos internos (procesos mentales superiores) son considerados irrelevantes para el estudio del aprendizaje humano ya que estos no pueden ser medibles ni observables de manera directa.

Las siguientes son algunas ideas claves del conductismo:

El estudio del aprendizaje debe enfocarse en fenómenos observables y medibles. Sus fundamentos nos hablan de un aprendizaje producto de una relación "estímulo - respuesta".
Los procesos internos tales como el pensamiento y la motivación, no pueden ser observados ni medidos directamente por lo que no son relevantes a la investigación científica del aprendizaje.
El aprendizaje únicamente ocurre cuando se observa un cambio en el comportamiento. Si no hay cambio observable no hay aprendizaje.


(Design and implementation projects in educational technology, Agosto 2000)

El mayor legado del conductismo consiste en sus aportaciones científicas sobre el comportamiento humano, en sus esfuerzos por resolver problemas relacionados con la conducta humana y el modelamiento de conductas, que si bien no pueden solucionarse totalmente a base de "premio-castigo", nos enseña que el uso de refuerzos pueden fortalecer conductas apropiadas y su desuso debilitar las no deseadas. La asignación de calificaciones, recompensas y castigos son también aportaciones de esta teoría (Hernández y Sáncho, 1996).

Los principios de las ideas conductistas pueden aplicarse con éxito en la adquisición de conocimientos memorísticos, que suponen niveles primarios de comprensión, como por ejemplo el aprendizaje de las capitales del mundo o las tablas de multiplicar. Sin embargo esto presenta una limitación importante: que la repetición no garantiza asimilación de la nueva conducta, sino sólo su ejecución (sabe multiplicar pero no sabe cuando debe hacerlo, se sabe las tablas de multiplicar pero no sabe resolver un problema en el que tiene que utilizar la multiplicación), esto indica que la situación aprendida no es fácilmente traspasable a otras situaciones (Hernández y Sáncho, 1996).

También los principios conductistas pueden aplicarse eficazmente en el entrenamiento de adultos para determinados trabajos, donde la preparación "estímulo-respuesta" es útil e incluso imprescindible, por ejemplo: preparar maquinistas de tren o pilotos en una línea área para afrontar una situación de emergencia, en la que cual la rapidez de respuestas es una de las exigencias para el éxito y lleva consigo un adiestramiento estímulo-respuesta (Alonso, Gallego y Honey, 1997).

Concepción del alumno desde el paradigma conductista.

Se ve al alumno como un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser arreglados o rearreglados desde el exterior (la situación instruccional, los métodos, los contenidos, etc.), basta con programar adecuadamente los insumos educativos, para que se logre el aprendizaje de conductas académicas deseables (Hernández, 2002).

Concepción del maestro desde el paradigma conductista.

El trabajo del maestro consiste en desarrollar una adecuada serie de arreglos de contingencia de reforzamiento y control de estímulos para enseñar (Hernández, 2002).

El conductismo, es uno de los paradigmas que se ha mantenido durante más años y de mayor tradición. Y aún cuando el conductismo no encaja totalmente en los nuevos paradigmas educativos y ha sido constantemente criticado, entre otras cosas porque percibe al aprendizaje como algo mecánico, deshumano y reducccionista, aún tiene gran vigencia en nuestra cultura y deja a nuestro arbitrio una gama de prácticas que todavía se utilizan en muchos sistemas escolares.
No debemos olvidar que este cuerpo de conocimientos sirvió de base para la consolidación de los actuales paradigmas educativos y que su legado prevalece todavía entre nosotros.

Si desea mayor información sobre el conductismo y sus precursores puede visitar las siguientes ligas:

The internet encyclopedia of philosophy (información en inglés).
http://www.utm.edu/research/iep/b/behavior.htm

The Stanford Encyclopedia of Philosophy (información en inglés).
http://plato.stanford.edu/entries/behaviorism/


2.2 Paradigma cognitivo

Los estudios de enfoque cognitivo surgen a comienzos de los años sesenta y se presentan como la teoría que ha de sustituir a las perspectivas conductistas que había dirigido hasta entonces la psicología (Hernández y Sancho, 1996).

"Esta teoría cognitiva, proporciona grandes aportaciones al estudio de los proceso de enseñanza y aprendizaje, como la contribución al conocimiento preciso de algunas capacidades esenciales para el aprendizaje, tales como: la atención, la memoria y el razonamiento" (Carretero, 1993 p.29). Muestra una nueva visión del ser humano, al considerarlo como un organismo que realiza una actividad basada fundamentalmente en el procesamiento de la información, muy diferente a la visión reactiva y simplista que hasta entonces había defendido y divulgado el conductismo.

Carretero, considera que una de las principales aportaciones del cognositivismo es el reconocer la importancia de cómo las personas organizan, filtran, codifican, categorizan, y evalúan la información y la forma en que estas herramientas, estructuras o esquemas mentales son empleadas para acceder e interpretar la realidad. Considerando así que cada individuo tendrá diferentes representaciones del mundo, ya que dependerá de sus propios esquemas y de su interacción con la realidad, e irán cambiando y serán cada vez más sofisticadas.

En conclusión, la teoría cognitiva determina que: "aprender" constituye la síntesis de la forma y contenido recibido por las percepciones, las cuales actúan en forma relativa y personal en cada individuo, y que a su vez se encuentran influidas por sus antecedentes, actitudes y motivaciones individuales. El aprendizaje a través de una visión cognositivista es mucho más que un simple cambio observable en el comportamiento.

Dos de las cuestiones centrales que ha interesado resaltar a los psicólogos educativos, son las que señalan que la educación debería orientarse al logro de aprendizaje significativo con sentido y al desarrollo de habilidades estratégicas generales y específicas de aprendizaje (Hernández, 2002).

Todas estas ideas fueron aportadas y enriquecidas por diferentes investigadores y teóricos, que han influido en la conformación de este paradigma, tales como: Piaget y la psicología genética, Ausubel y el aprendizaje significativo, la teoría de la Gestalt , Bruner y el aprendizaje por descubrimiento y las aportaciones de Vygotsky, sobre la socialización en los procesos cognitivos superiores y la importancia de la "zona de desarrollo próximo", por citar a los mas reconocidos.

Hernández comenta que, las ideas de todos estos autores, tienen en común el haberse enfocado en una o más de las dimensiones de lo cognitivo (atención, percepción, memoria, inteligencia, lenguaje, pensamiento, etc.) aunque también subraya que existen diferencias importantes entre ellos.

Desde los años cincuenta y hasta la década de los ochentas, sobre las bases del paradigma cognitivo se desarrollaron muchas líneas de investigación y modelos teóricos sobre las distintas facetas de la cognición. Por lo tanto se puede afirmar, que en la actualidad ya no es un paradigma con una aproximación monolítica, ya que existen diversas corrientes desarrolladas dentro de este enfoque, por ejemplo: el constructivismo, la propuesta socio cultural, entre otras (Hernández, 2002).

En la actualidad, considera Hernández, es difícil distinguir con claridad (debido a las múltiples influencias de otras disciplinas) donde termina el paradigma congnitivo y donde empieza otro paradigma. Porque pueden encontrarse líneas y autores con concepciones e ideas de distinto orden teórico, metodológico, etc. que integran ideas de varias tradiciones e incluso ideas de paradigmas alternativos, por ello se observan diversos matices entre ellos.

Concepción del alumno desde el paradigma cognitivo.

El alumno es un sujeto activo procesador de información, que posee competencia cognitiva para aprender y solucionar problemas; dicha competencia, a su vez, debe ser considerada y desarrollada usando nuevos aprendizajes y habilidades estratégicas (Hernández, 2002).

Concepción del maestro desde el paradigma cognitivo.

El profesor parte de la idea de que un alumno activo que aprende significativamente, que puede aprender a aprender y a pensar. El docente se centra especialmente en la confección y la organización de experiencias didácticas para lograr esos fines. No debe desempeñar el papel protagónico en detrimento de la participación cognitiva de los alumnos (Hernández, 2002).

2.3 Paradigma Histórico-social

El paradigma histórico-social, también llamado paradigma sociocultural o histórico- cultural, fué desarrollado por L.S. Vigotsky a partir de la década de 1920. Aún cuando Vigostky desarrolla estas ideas hace varios años, es solo hasta hace unas cuantas décadas cuando realmente se dan a conocer. Actualmente se encuentra en pleno desarrollo.

Para los seguidores del paradigma histórico-social:"el individuo aunque importante no es la única variable en el aprendizaje. Su historia personal, su clase social y consecuentemente sus oportunidades sociales, su época histórica, las herramientas que tenga a su disposición, son variables que no solo apoyan el aprendizaje sino que son parte integral de él", estas ideas lo diferencía de otros paradigmas (Méndez, 2002).

Hernández (2002), destaca como una premisa central en el paradigma que, el proceso de desarrollo cognitivo individual no es independiente o autónomo de los procesos socioculturales en general, ni de los procesos educacionales en particular. No es posible estudiar ningún proceso de desarrollo psicológico sin tomar en cuenta el contexto histórico-cultural en el que se encuentra inmerso, el cual trae consigo una serie de instrumentos y prácticas sociales históricamente determinados y organizados.

Para Vigotsky la relación entre sujeto y objeto de conocimiento no es una relación bipolar como en otros paradigmas, para él se convierte en un triangulo abierto en el que las tres vértices se representan por sujeto, objeto de conocimiento y los artefactos o instrumentos socioculturales. Y se encuentra abierto a la influencia de su contexto cultural.
De esta manera la influencia del contexto cultural pasa a desempeñar un papel esencial y determinante en el desarrollo del sujeto quien no recibe pasivamente la influencia sino que la reconstruye activamente.

Gran parte de las propuestas educativas de las que estamos hablando giran entorno al concepto de Zona de Desarrollo Próximo y al tema de la mediación.

¿Qué es la zona de desarrollo próximo (ZDP)?

Vigostky la define de la siguiente manera (1979 citado en Hernández, p.227):

"la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinada por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz".

Vigostky, ve en la imitación humana una nueva «construcción a dos» entre la capacidad imitativa del niño y su uso inteligente e instruido por el adulto en la ZDP, de esta manera el adulto proporciona al niño auténticas funciones psicológicas superiores externas que le van permitiendo alcanzar conocimientos con mayores niveles de complejidad. Logrando asi que, lo que el niño pueda hacer hoy con ayuda de un adulto, logre hacerlos mañana por sí sólo. ( Álvarez, Del Río, Coll, Palacios y Marchesi, 1999).

Por consiguiente, Hernández señala que, el papel de la interacción social con los otros (especialmente los que saben más: expertos, maestros, padres, niños mayores, iguales, etc.) tiene importancia fundamental para el desarrollo psicológico (cognitivo, afectivo, etc.) del niño-alumno.

Además de las relaciones sociales, la mediación a través de instrumentos ( físicos y psicológicos como: lenguaje, escritura, libros, computadoras, manuales, etc.) permiten el desarrollo del alumno. Tomando en cuenta que estos se encuentran distribuidos en un flujo sociocultural del que también forma parte el sujeto que aprende.

De todo lo anterior podemos concluir que:

El alumno reconstruye los saberes entremezclando procesos de construcción personal y proceso auténticos de co-construcción en colaboración con los otros que intervinieron, de una o de otra forma, en ese proceso (Wertsch, 1993 citado en Hernández, 2002)
Los saberes que inicialmente fueron transmitidos, compartidos y has cierto punto regulados externamente por otros, posteriormente, gracias a los procesos de internacionalización, termina siendo propiedad de los educandos, al grado que estos pueden hacer uso activo de ellos de manera consciente y voluntaria.

Concepción del alumno desde el paradigma histórico social

El alumno debe ser entendido como un ser social, producto y protagonista de las múltiples interacciones sociales en que se involucra a lo largo de su vida escolar y extraescolar (Hernández, 2002).

Concepción del maestro desde el paradigma histórico social

El profesor debe ser entendido como un agente cultural que enseña en un contexto de prácticas y medios socioculturalmente determinados, y mo un mediador escencial entre el sabr sociocultural y los procesos de apropiación de los alumnos. Así, a través de actividades conjuntas e interactivas, el docente procede promoviendo zonas de construcción para que el alumno se apropie de los saberes, gracias a sus aportes y ayudas estructurados en las actividades escolares siguiendo cierta dirección intencionalmente determinada (Hernández, 2002).

El profesor deberá intentar en su enseñanza, la creación y construcción conjunta de zona de desarrollo próximo con los alumnos, por medio de la estructura de sistemas de andamiaje flexibles y estratégicos.

La educación formal debe estar dirigida en su diseño y en su concepción a promover el desarrollo de las funciones psicológicas superiores y con ello el uso funcional, reflexivo y descontextualizado de los instrumentos (físicos y psicológicos) y tecnologías de mediación sociocultural (la escritura, las computadoras, etc.) en los educandos.

Todas estas cuestiones que plantea Vigostky, relacionadas con los procesos educativos como: desarrollo y aprendizaje, el concepto de zona de desarrollo próximo, las relaciones entre conceptos espontáneos y científicos, su peculiar interés por el desarrollo de la escritura, la interpretación de una evaluación dinámica, el papel del lenguaje como sistema básico autoregulador de la conducta y sus estudios sobre enseñanza especial en poblaciones atípicas, son ideas muy actuales que siguen siendo estudiadas y enriquecidas por sus seguidores (Hernández, 2002).

2.4 Constructivismo.

El constructivismo es una posición compartida por diferentes tendencias de la investigación psicológica y educativa. Entre ellas se encuentran las teorías de Piaget (1952), Vygotsky (1978), Ausubel (1963), Bruner (1960), y aun cuando ninguno de ellos se denominó como constructivista sus ideas y propuestas claramente ilustran las ideas de esta corriente.

El construtivismo, nos dice Méndez (2002) es en primer lugar una epistemología, es decir una teoría que intenta explicar cuál es la naturaleza del conocimiento humano. El constructivismo asume que nada viene de nada. Es decir que conocimiento previo da nacimiento a conocimiento nuevo.

El constructivismo sostiene que el aprendizaje es esencialmente activo. Una persona que aprende algo nuevo, lo incorpora a sus experiencias previas y a sus propias estructuras mentales. Cada nueva información es asimilada y depositada en una red de conocimientos y experiencias que existen previamente en el sujeto, como resultado podemos decir que el aprendizaje no es ni pasivo ni objetivo, por el contrario es un proceso subjetivo que cada persona va modificando constantemente a la luz de sus experiencias (Abbott, 1999).

Partiendo de las ideas constructivistas, el aprendizaje no es un sencillo asunto de transmisión y acumulación de conocimientos, sino "un proceso activo" por parte del alumno que ensambla, extiende, restaura e interpreta, y por lo tanto "construye" conocimientos partiendo de su experiencia e integrándola con la información que recibe.

El constructivismo busca ayudar a los estudiantes a internalizar, reacomodar, o transformar la información nueva. Esta transformación ocurre a través de la creación de nuevos aprendizajes y esto resulta del surgimiento de nuevas estructuras cognitivas (Grennon y Brooks, 1999), que permiten enfrentarse a situaciones iguales o parecidas en la realidad.

Así "el constructivismo" percibe el aprendizaje como actividad personal enmarcada en contextos funcionales, significativos y auténticos.

En este proceso de aprendizaje constructivo, el profesor cede su protagonismo al alumno quien asume el papel fundamental en su propio proceso de formación. Es él mismo quien se convierte en el responsable de su propio aprendizaje, mediante su participación y la colaboración con sus compañeros. Para esto habrá de automatizar nuevas y útiles estructuras intelectuales que le llevarán a desempeñarse con suficiencia no sólo en su entorno social inmediato, sino en su futuro profesional.

Es el propio alumno quien habrá de lograr la transferencia de lo teórico hacia ámbitos prácticos, situados en contextos reales.

Es éste el nuevo papel del alumno, un rol imprescindible para su propia formación, un protagonismo que es imposible ceder y que le habrá de proporcionar una infinidad de herramientas significativas que habrán de ponerse a prueba en el devenir de su propio y personal futuro.

Todas estas ideas han tomado matices diferentes, podemos destacar dos de los autores más importantes que han aportado más al constructivismo: Piaget con el "constructivismo psicológico" y Vigotsky con el "constructivismo social".

El constructivismo de Piaget o constructivismo psicológico (Méndez, 2002)

Desde la perspectiva del constructivismo psicológico, el aprendizaje es fundamentalmente asunto personal. Existe el individuo con su cerebro cuasi-omnipotente, generando hipótesis, usando procesos inductivos y deductivos para entender el mundo y poniendo estas hipótesis a prueba con su experiencia personal.

El motor de esta actividad es el conflicto cognitivo. Una misteriosa fuerza, llamada "deseo de saber", nos irrita y nos empuja a encontrar explicaciones al mundo que nos rodea. Esto es, en toda actividad constructivista debe existir una circunstancia que haga tambalear las estructuras previas de conocimiento y obligue a un reacomodo del viejo conocimiento para asimilar el nuevo. Así, el individuo aprende a cambiar su conocimiento y creencias del mundo, para ajustar las nuevas realidades descubiertas y construir su conocimiento.
Típicamente, en situaciones de aprendizaje académico, se trata de que exista aprendizaje por descubrimiento, experimentación y manipulación de realidades concretas, pensamiento crítico, diálogo y cuestionamiento continuo. Detrás de todas estas actividades descansa la suposición de que todo individuo, de alguna manera, será capaz de construir su conocimiento a través de tales actividades.

Variables sociales como uso del lenguaje, clase social, aprendizaje en medios no académicos, concepciones de autoridad y estructura social no son consideradas en esta forma de constructivismo. No importa en que contexto este sumergida la mente del aprendiz, los procesos cognitivos tienen supuestamente una naturaleza casi inexorable en su objetivo de hacer significado de las vivencias del aprendiz. En síntesis, en esta visión del constructivismo la mente puede lograr sus cometidos estando descontextualizada.

El constructivismo de Vigotsky o constructivismo social (Méndez, 2002)

En esta teoría, llamada también constructivismo situado, el aprendizaje tiene una interpretación audaz: Sólo en un contexto social se logra aprendizaje significativo. Es decir, contrario a lo que está implícito en la teoría de Piaget, no es el sistema cognitivo lo que estructura significados, sino la interacción social. El intercambio social genera representaciones interpsicológicas que, eventualmente, se han de transformar en representaciones intrapsicológicas, siendo estas últimas, las estructuras de las que hablaba Piaget. El constructivismo social no niega nada de las suposiciones del constructivismo psicológico, sin embargo considera que está incompleto. Lo que pasa en la mente del individuo es fundamentalmente un reflejo de lo que paso en la interacción social.

El origen de todo conocimiento no es entonces la mente humana, sino una sociedad dentro de una cultura dentro de una época histórica. El lenguaje es la herramienta cultural de aprendizaje por excelencia. El individuo construye su conocimiento por que es capaz de leer, escribir y preguntar a otros y preguntarse a si mismo sobre aquellos asuntos que le interesan. Aun más importante es el hecho de que el individuo construye su conocimiento no por que sea una función natural de su cerebro sino por que literalmente se le ha enseñado a construir a través de un dialogo continuo con otros seres humanos. No es que el individuo piense y de ahí construye, sino que piensa, comunica lo que ha pensado, confronta con otros sus ideas y de ahí construye. Desde la etapa de desarrollo infantil, el ser humano esta confrontando sus construcciones mentales con su medio ambiente.


Hay un elemento probabilístico de importancia en el constructivismo social. No se niega que algunos individuos pueden ser más inteligentes que otros. Esto es, que en igualdad de circunstancias existan individuos que elaboren estructuras mentales más eficientes que otros. Pero para el constructivismo social esta diferencia es totalmente secundaria cuando se compara con el poder de la interacción social. La construcción mental de significados es altamente improbable si no existe el andamiaje externo dado por un agente social.
La mente para lograr sus cometidos constructivistas, necesita no sólo de sí misma, sino del contexto social que la soporta. La mente, en resumen, tiene marcada con tinta imborrable los parámetros de pensamiento impuestos por un contexto social.

Si desea mayor información sobre el constructivismo y sus precursores puede visitar la siguiente liga:

University of Colorado at Denver School of Education. Constructivism (información en inglés)
http://www.cudenver.edu/~mryder/itc_data/constructivism.html

La Dra.Reta DeVries (1984) propone que para iniciarse como maestro constructivista deben generarse cambios importantes en la práctica, destacando los siguientes:

  • De la instrucción a construcción.
  • Del refuerzo al interés.
  • De la obediencia a la autonomía.
  • De la restricción a la cooperación.

Si desea profundizar en la información sobre cómo es un maestro constructivista, lea el siguiente documento escrito por la Dra. DeVries titulado: "Como ser un maestro construcivista". Adicionalmente lea: Diferencias entre un salón de clase tradicional y un salón de clase constructivista.

Si desea más información acerca del contstructivismo, consulte las siguientes páginas electrónicas:

Principios teóricos y ejemplos de constructivismo en una clase de matemáticas
http://www.sedl.org/scimath/compass/v01n03/welcome.html
Artículos varios de constructivismo
http://carbon.cudenver.edu/~mryder/itc_data/constructivism.html
Principios teóricos del constructivismo
http://www.coe.uh.edu/~ichen/ebook/ET-IT/constr.htm
http://www.tochtli.fisica.uson.mx/educacion/la_psicología_de_aprendizaje_del.htm (información en español).

3.Retos del sistema educativo

El mundo ha llegado a niveles de complejidad inimaginables y con esto, aparecen retos y desafíos jamás pensados. Ahora se sabe que para afrontar estos retos y desafíos, los individuos no sólo necesitarán una base considerable de conocimientos, sino tal vez, lo más importante, una gran capacidad para organizar y aplicar convenientemente todo este conocimiento. Los cambios son tan rápidos que ya no es posible, como en otros tiempos, aprender lo suficiente en unos años de educación formal para estar preparado para la vida, ahora se requiere una educación a lo largo de toda la existencia.

Consciente de estas demandas del entorno la UNESCO en 1991 convoca a un grupo de especialistas a reflexionar sobre las necesidades de la educación y el aprendizaje en el siglo XXI.

Después de años de trabajo la comisión emite un informe en donde plantea que la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán los pilares del conocimiento:

  • Aprender a aprender (la parte estratégica) más que conocimientos estáticos, estrategias de aprendizaje.
  • Aprender a hacer (la parte práctica) como vínculo y transformación de la realidad, es decir, el desarrollo de habilidades.
  • Aprender a ser (la parte filosófica), como conciencia de sí mismo y el desarrollo de valores, y
  • Aprender a convivir y a colaborar con los demás, (la parte social), como un desarrollo de la conciencia social y la solidaridad, es decir, el aspecto actitudinal.

Pero, ¿cómo fijar estos conocimientos en los alumnos?, ¿qué tipo de sociedad favorece el que se logren estos aprendizajes?. La UNESCO defiende una serie de valores que considera fundamentales para consolidar en la sociedad estos pilares del conocimiento:

  • La solidaridad y justicia.
  • El respeto.
  • La responsabilidad.
  • La estima del trabajo y sus frutos.
  • Los derechos humanos fundamentales.
  • La defensa de la paz.
  • La conservación del entorno.
  • La identidad y dignidad cultural.
  • La visión holística del mundo.

Con relación al papel del maestro la UNESCO recomienda:

  • La actualización en disciplinas básicas.
  • Iniciación en la informática y nuevas tecnologías.
  • La asimilación de una nueva pedagogía interdisciplinaria.
  • Estar al tanto de la información de los medios masivos de comunicación. Preparar a los alumnos hacia la selección y crítica de la información.
  • Iniciarse ("adentrarse") en los problemas del trabajo, la vida económica y en la pedagogía de adultos.

Además de lo propuesto por la UNESCO, existen otras organizaciones e investigadores que con base en los retos que presenta el entorno y a través de diferentes estudios, hacen predicciones y propuestas sobre cómo deberá ser la educación del siglo XXI.
A continuación se presentan algunas de las características que según el "Center for education management of Netherlands" (Steffy y English, 1997) tendrá la educación en el 2010.

Características proyectadas para la educación en el año 2010

Aspectos académicos
Características
Programas

Deberá estar:

Más orientado a los procesos y menos al contenido.
Mayor énfasis en el desarrollo de habilidades y menos en la adquisición de conocimientos.
Mayor énfasis al desarrollo de habilidades como: investigación, procesamiento y evaluación.
Más enfocado a la resolución de problemas reales.
Mayor énfasis en habilidades de comunicación e interacción social.
Más enfocado al desarrollo personal.
Más tecnológico.
Más determinado por la fuerza laboral.

Ambiente de aprendizaje


El ambiente de aprendizaje se extenderá más allá de las instalaciones escolares. Y las escuelas cambiarán en los siguientes aspectos:

Disminuirá la importancia de los salones de clase como únicos lugares de aprendizaje.
Aumentará el aprendizaje a distancia.
La mayor parte del aprendizaje tendrá lugar fuera de las instalaciones escolares, por ejemplo: museos, laboratorios, liberarías, etc.
Las escuelas serán como nodos abiertos que proporcionarán a los estudiantes un mundo de conocimiento.
Las escuelas serán más accesibles, estarán abiertas más días y horas al año.
Utilizarán más el trabajo colaborativo.
Los grupos de alumnos serán más heterogéneos en términos de edad, etnia, etc.

Relación maestro-alumno
La relación entre alumnos y maestros se desarrollará en un ambiente de colaboración, donde el aprendizaje es negociado entre alumnos y maestros de acuerdo a necesidades individuales, fortalezas, estilos de aprendizaje y características.

En ocasiones el alumno tomará el papel de maestro.
El alumno no será simple receptor, y la relación será de interacción.
Aumentará la interacción virtual a través de la tecnología.
La relación entre alumno y maestro aumentará.

Como podemos concluir, el dinamismo del conocimiento demanda programas educativos con características diferentes; más orientados a procesos de aprendizaje que a contenidos; con un mayor énfasis en habilidades de recopilación y análisis de información, en investigación y resolución de problemas, en planeación y organización de actividades, en comunicación, trabajo en equipo y, uso y manejo de tecnologías.
Todo esto en un ambiente de aprendizaje que trascienda las fronteras de los planteles escolares, donde los alumnos trabajen y participen fuera del salón de clase y en estrecho contacto con la realidad.

No hay duda de que la epistemología que sustenta el trabajo del maestro juega un papel indispensable en su desempeño.

Esto nos lleva a reflexionar sobre lo siguiente:

En nuestra práctica docente, ¿con qué paradigma nos identificamos?, ¿que tipo de aprendizaje estamos promoviendo?, ¿trabajamos con nuestros alumnos únicamente la memoria?, ¿permitimos la reflexión y la construcción del conocimiento?, ¿tenemos un enfoque ecléctico?, ¿formamos aprendices activos?, ¿considera que el contexto como elemento importante para el aprendizaje?, Y sobre todo ¿es congruente la forma como enseñamos a los alumnos con los nuevos retos que nos plantea la educación y el entorno del s.XXI?.

Es indispensable hacer a un lado las ideas empíricas acerca de la enseñanza y el aprendizaje que dominan en nuestra cultura, y asumir nuevas actitudes que nos permitan adaptarnos a los retos y demandas que se nos plantean.
El maestro del siglo XXI está en transición y esta transición no siempre es fácil ni rápida, requiere de un gran esfuerzo que permita romper viejos esquemas.

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