La relación entre las fundaciones y las empresas con los distintos poderes públicos generalmente es de desconfianza. Los estigmas mutuos han primado durante años en esa relación. Por tanto, en los procesos de incidencia, especialmente los directos y desde adentro es importante trabajar para crear un marco de entendimiento mutuo, de respeto a la autonomía y de una visión del valor de la complementariedad de cada uno para el trabajo conjunto frente a la construcción de lo público y para la solución de problemas prioritarios de la sociedad. Es también necesario conciliar lógicas y tiempos de actuación distintos, romper asimetrías de poder e información y superar obstáculos burocráticos.