Hay que tener en cuenta que se requieren capacidades técnicas de análisis y elaboración de propuestas, capacidades relacionales para escuchar, interactuar, persuadir a diferentes actores, capacidades comunicacionales para elaborar los mensajes y difundirlos de la manera más eficiente posibles y capacidades políticas para negociar y concertar.

Igualmente, se requiere que la organización tenga la legitimidad necesaria para actuar en el campo seleccionado y para jugar un papel de liderazgo en el tema. Si se decide trabajar en alianza con otras organizaciones, no todas las capacidades tienen que estar en la organización, pero es importante asegurar que otro miembro de la alianza o de la coalición tiene las capacidades complementarias para lograr de manera conjunta el desarrollo de la estrategia y el cumplimiento de los objetivos propuestos.

Por último, se requiere planear un presupuesto y una estrategia para conseguir los recursos necesarios. Dentro del presupuesto deben estar todas las actividades que la organización se compromete a realizar en las diferentes fases del plan de incidencia. Dados los imprevistos de cualquier plan de incidencia, el presupuesto debe contemplarlos y tener la flexibilidad suficiente para estar incorporando actividades no planeadas inicialmente o para descartar algunas actividades planeadas pero que en el proceso se consideran innecesarias. Contemplar también las fuentes de financiación del plan de la organización es fundamental. Con esas fuentes es importante tener cuidado de no recibir recursos que puedan restarle legitimidad a la organización en el proceso de incidencia.