Medición: confiabilidad y validez
Todas las mediciones se caracterizan por la mayor o menor presencia de dos atributos: (a) confianza (o qué tan confiable es la medición) y (b) validez (o qué tan válida es una medición). Una medición es “confiable” si podemos esperar en forma razonable que los resultados de dicha medición sean sistemáticamente precisos. Esto requiere que el instrumento usado para realizar la medición (como por ejemplo una prueba o examen a estudiantes) sea confiable. Por ejemplo, una pistola es por completo confiable si siempre da en el blanco al ser apuntada exactamente en la misma dirección. En otras palabras, si la bala que dispara siempre da en el punto al cual se apunta la pistola. O sea, que si la pistola no da en el blanco es porque la persona que la disparó falló, o sea, no apuntó correctamente. Una
medición es “válida” si mide lo que
en realidad trata de medir. Por ejemplo, una prueba de matemática
no es válida para medir el rendimiento de alfabetización
de los estudiantes. Tampoco sería válida una prueba culturalmente
sesgada. En el caso de la pistola, si ésta no es apuntada en
la dirección del blanco, sino que fuera de él, simplemente
jamás dará en el blanco, por muy confiable que sea. Observe que la confiabilidad es una condición necesaria, pero
no suficiente para la validez. Así, para tener confianza de
que vamos a dar en el blanco necesitamos una pistola en perfecto estado,
pero esto no es suficiente: además necesitamos apuntar al blanco
y no fuera de él. Podemos medir con precisión, pero si
medimos el objeto incorrecto, la información obtenida no será válida
para describir o explicar la población. |