Preescritura
Planeación
del escrito: Definición del propósito
El
propósito está relacionado con la razón que tenemos para escribir. ¿Para
qué voy a escribir? Dicho propósito, afecta al contenido y al lenguaje
que se empleará para desarrollar ese contenido.
Algunas
de las circunstancias que nos pueden llevar a escribir son:
Informar.
Se identifica un propósito informativo
en la escritura cuando la intención de quién escribe, es simplemente
proporcionar un mensaje, a través de un lenguaje claro y objetivo,
en donde el texto está apoyado con los elementos clave como datos,
fechas, lugares, asuntos involucrados, etc., que servirán al receptor
como guía para interpretar y comprender la información.
Persuadir. El
propósito persuasivo se
identifica cuando el emisor argumenta comprueba, insiste, y trata
por todos los medios de convencer de que su punto de vista es el
correcto y que es válida y confiable la recomendación que nos hace.
Explicar.
El propósito explicativo
es quizá el más obvio de los procesos, dado que se remite en
la mayoría de las situaciones a procesos simples o complejos que
el emisor quiere compartir con sus receptores.
Todo
proceso requiere para su comprensión y/o práctica, de una explicación
detallada de cada uno de los pasos, fases y subfases de que consta.
Describir.
En el propósito descriptivo
podemos encontrar elementos inherentes como: narración exhaustiva,
características detalladas, rasgos importantes, etc., sobre el objeto,
persona, lugar o situación que el emisor quiere reproducir en nuestra
mente.
Existen
otros propósitos o intenciones que podemos identificar en los textos,
pero acaso sean variantes de los ya mencionados. Sirva de base la
información anterior para adentrarnos un poco más en el tema de
los propósitos, mismos que son complementados a través de los tonos
de la escritura.
Tonos.
Otro concepto que interviene en la definición de los propósitos
es el de los tonos en la escritura. Mediante el empleo de palabras
clave éstos matizan la intención del texto. Así, por ejemplo, un
escrito que intente ser reflexivo, acompañará a un propósito argumentativo;
un tono humorístico, al propósito de entretener; un tono ponderado
o serio, a un propósito argumentativo. Algunos de los tonos más
empleados son:
-
Humorístico:
Hace reír, ridiculizando situaciones, características, personajes,
etc.
-
Científico:
Presenta información especializada.
-
Irónico: Hiere,
con un lenguaje indirecto, fino y mediante comparaciones.
-
Reflexivo: Despierta
la conciencia de los receptores, a través del análisis y del
discernimiento.
-
Agresivo: Es
tosco sin llegar a la ofensa personal ni a la grosería
estéril.
-
Cordial: Tono
lleno de amabilidad y confianza.
-
Ponderado: Escrito
objetivo y neutral.
-
Persuasivo: Texto
argumentativo.
-
Positivo: Tono
de apoyo y confianza para el receptor.
- Negativo: Tono
opuesto a las expectativas del receptor, pesimista.
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Ejemplo
de tono humorístico, tomado de la novela Maten al León, de Jorge
Ibargüengoitia.
Propósito:
entretener.
"En el vestíbulo de la casa de los Berriozábal, Angela
y don Carlitos saludan a los González del Rolls, que acaban de llegar.
Después de besos en las mejillas y apretones de manos, don Bartolomé,
exhalando Vetevier, y doña Crecenciana, sobre cuyo pecho las perlas
y las verrugas sientan como escaparate, se toman del brazo. (...)
"La
fiesta está en sus comienzos y el salón medio vacío. Desde el umbral,
los González saludan a sus amigos como si tuvieran meses de no verlos,
acabaran de llegar de Europa y estuvieran todavía en la cubierta
del trasatlántico.(...) "
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Ejemplo
de tono irónico, un ejemplo más, pero ahora de una fuente periodística.
Propósito:
persuadir, donde el lenguaje es más directo que en las novelas
o los cuentos.
"La
homofobia es una operación que va del linchamiento moral a la violencia
policiaca, del rechazo de la humanidad del gay y la lesbiana, al
asesinato. Más de 140 asesinatos en un año debiera ser motivo de
una enorme rectificación moral. A la homofobia se le debe el que
pasen inadvertidos. Ahora por ejemplo, y casi para variar, un municipio
en poder del PAN, el de Córdoba Veracruz, persuadido de representar
al Partido de la Victoria Cultural, como ellos mismos pregonan,
lanza una campaña animada por la consigna Limpiar a Córdoba de la
escoria, contra grupos de trasvestis, gays, lesbianas y prostitutas,
según denuncia del Partido del Trabajo ¿Por qué no? El fundamentalismo
no entiende de épocas preelectorales y si tiene poder quiere ejercerlo
para acabar con la escoria (término grato al gobierno de Fidel castro,
por otra parte). Y si en el camino se violan derechos humanos, siempre
se puede argüir que no eran seres rodeado se presente como
un capítulo más del libro del Levítico."
Períodico
La Jornada, 29 de julio 99
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El
siguiente ejemplo fué seleccionado del libro de Redacción Avanzada
de Fidel Chávez. Es un párrafo en donde el contenido se ve modificado
por el tono que se emplea en cada caso.
Ejemplo
de Tono ponderado.
Propósito:
persuadir.
“Hace
tres meses le pedí a su repartidor que no dejara en casa la revista
que ustedes me envían, explicándole que yo estaría fuera todo ese
tiempo. Pero hoy, al regresar, he encontrado doce números amontonados
en el jardín. Considero que este hecho pudo poner en peligro
la seguridad de mi casa. Por otro lado, confío en que me eximirán
ustedes de pagar el importe de esos ejemplares, que para mí carecen
de interés por haber perdido actualidad."
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Ejemplo
de Tono agresivo
Propósito:
persuadir.
"¡Vaya
manera de dirigir una empresa! Hace tres meses, antes de salir de
vacaciones, di instrucciones a su repartidor de que no me dejara
la revista hasta nueva orden. Al regresar he encontrado doce números
amontonados en el jardín de la casa, el cual se ve desde la calle.
Su repartidor debe ser un imbécil, ya que eso equivale a gritar
a los cuatro vientos que no hay nadie en la casa. De milagro no
me robaron. Me niego a pagar esas revistas. Si se pusiera usted
listo despediría al idiota de su repartidor.
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Ejemplo
de Tono sarcástico
Propósito:
persuadir.
"La
magnífica organización de su empresa no cesa de asombrarme.
Su eficiencia es tanta que nada ni nadie logra detenerla. Antes
de salir de vacaciones, por tres meses, le dejé dicho a su repartidor
que no entregara la revista hasta nueva orden. Pero hoy, al regresar,
he encontrado doce números amontonados en el jardín a la vista de
todos. ¡Cuánta inteligencia desperdiciada! Comprendo que el repartidor
tendría que ser un genio para darse cuenta que no hay nadie
en casa o para ponerse a pensar que el verlas allí, pudiera atraer
a algún ladrón. Renuncio a este tesoro, señor Rodríguez. Puede usted
pasar a recogerlo el día que guste y agregarlo a su preciosa colección
de obras maestras."
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